Aquí producimos, embotellamos, etiquetamos y finalmente distribuimos todos y cada uno de nuestros vinagres. Es un espacio de trabajo, pero también de inspiración, de disfrute, de degustación, de reunión …
En la vinagreria conviven máquinas de última tecnología con piezas antiguas que hemos heredado de nuestra familia y que conservamos con muchísimo cariño. El resultado es un lugar de contrastes en el que modernidad y tradición se dan la mano.
El ambiente de trabajo aquí es amable, cercano y relajado, porque más que un equipo somos una familia. Cada uno ejercemos una función, pero, como en todas las empresas pequeñas, al final acabas haciendo un poco de todo … ¿Qué le vamos a hacer!
Y es que mientras otras empresas quieren crecer y hacerse mayores, nosotros queremos ser pequeños. Porque entendemos que sólo así podremos seguir siendo felices trabajando sin que nuestra producción se vea condicionada por las ventas.